El tener un hikikomori en la familia normalmente es considerado un problema interno de esta, y muchos padres esperan arto tiempo antes de buscar una terapia psicológica. Además,comunmente en Japón la educación del niño corre a cargo de la madre y puede que el padre le deje todo el problema a ella, la cual sobreproteje al hijo.principalmete, la mayoría de los padres se limitan a esperar que el niño supere sus problemas y regrese a la sociedad por su propia voluntad. Lo ven como una fase que el niño ha de superar. Además, muchos padres no saben qué hacer con un hikikomori, y simplemente esperan debido a la falta de otras opciones. Normalmente no se fuerza de forma radical al niño para que vuelva a integrarse a la sociedad.
Tener un hikikomori en la familia es vergonzoso, y se considerada en Japón un problema interno de la familia. Los colegios y asistentes sociales pueden hacer preguntas, pero normalmente no se involucran en la situación.
Muchos padres de hikikomori toman la decisión de mandarlos a otros paises, confiando en que el cambio de ambiente los ayude, pero lo único que hacen es pasarle el problema a la familia anfitriona, siendo esta la forma en que se conoció el problema en Occidente.
En una sociedad en la que tener un hijo con este trastorno es una vergüenza, donde si un menor deja de ir a la escuela nadie hace nada por él, donde este trastorno (que es descaradamente afectivo y psicológico) se atribuye toda la culpa a la familia y no se interviene de modo oficial para que el adolescente lleve una vida digna,encerrado en su habitación para que nadie le haga nada.
Más de 10 millones de japoneses, entre 20 y 40 años (80% de mujeres y 40% de varones) viven en casa de sus padres. Quieren disfrutar del “nido familiar” el mayor tiempo posible, se rehusan a sacrificar su juventud en los estudios o el trabajo.
Tratan de detener el tiempo, y no aceptan la realidad cogiedose de su entorno casero.
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